miércoles, 29 de agosto de 2007

A ESTE ME LO ENCIERRAN!

Todos iríamos presos, porque es que donde vamos dejamos la huella. Los CSI serían felices resolviendo mil casos por segundo de criminales venezolanos contra el planeta. Y no crean que me agarró un ataque existencial de conciencia conservacionista como para repetirles aquí el discursito ecológico de “debemos cuidar la tierra de la contaminación ambiental, preservar nuestros recursos naturales y blablabla….”, no es mi estilo.
Hago referencia al tema porque lo que observé la pasada semana me abofeteó y aunque estoy al tanto de que sucede, me niego a aceptar que mis ojos finalmente lo vieron.
Seeeeeeeeeee!…lo de la escena de “cerdos” en la playa es cuento viejo, que las ventanas de los autobuses que provenien de Jose cada viernes expulsen botellas a diestra y siniestra no es novedad, que los espacios públicos (bulevares, plazas, esquinas con arbolitos, entradas de edificios) se conviertan en retretes colectivos después de las 9 de la noche de cada sábado y que siempre habrán papelitos encunetados en los centros de las ciudades, es verdad…normal.
Pero es que lo visto este día raya la inconciencia, averguenza la prudencia y golpea el sentido común, porque ignorancia no es, no me creo ya ese cuento.
En los alrededores de un canal de desague cualquiera, en Barcelona, un hombre delgado caminaba delante de un niño igual de descarnado que empujaba sobre su hombro el peso de un colchón matrimonial, del que no pude distinguir su color original. El jergón, segundos después cayó al caño que está allí para la aliviar las aguas de lluvia y evitar que las calles y casas de ese sector, incluyendo la de ese señor, sufran las consecuencias de un colapso. Bueno…es obligación del Estado mantener ese sitio limpio o no?
Ese mismo día, horas después, en pleno chaparrón -aunque el que se encontraba en las inmediaciones de la Avenida Intercomunal pudo constatar que se trataba más bien de un diluvio- muy cerca de lo que denominan el crucero de Lechería, observé en coma, cuando el propietario de una de estas trireultraespectaculares camioneta Explorer, bajaba uno de los vidrios delanteros en medio de la inundación (con prudencia para que no le entrara el agua que llegaba a menos de 15 centímetros de la ventana) para lanzar en medio de la marea que producían los otros carros a su paso, varios platos de anime y un manojo de servilletas que se perdieron de vista al hundirse, imagino que sumergidas hasta la alcantarilla taponada ya de basura, razón por la que varios vehículos –más pequeños que la Explorer, por supuesto- quedaran accidentados en plena vía. Bueno…no es tan grave…estos “papelitos” los tienen que recoger mañana cuando barran las aceras o no?
A ver…será más criminal el que roba a mano armada? O es que acaso éste no me está arrebatando lo que me pertenece, el derecho a vivir en una ciudad limpia, sin malos olores, ni alcantarillas tupidas. Tengo que aguantar que un pupitre flote en plena prolongación Paseo Colón al lado de mi carro y que algún clavo me espiche el caucho, porque al conductor de la Explorer le dio “caspa” llevar los platitos hasta el pipote de basura de su casa.
…A éste, agente de Polianzoátegui, Polisotillo, Poliurbaneja, Polibolívar, Bomberos, Protección Civil, Tránsito Terrestre, Guardia Nacional, FAN, CICPC, CSI o a quien le concierna, se lo lleva preso, me oyó…

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